De los tres a los cuatro años el niño adquiere un buen dominio de su cuerpo, se desplaza con mucha agilidad y energía por todos los rincones de la casa, y si lo dejan solo es capaz de salir a explorar el vecindario y otros territorios por el solo afán de conocer. La curiosidad que ahora tiene es infinita y la ejerce todo el tiempo.
Ahora el niño quiere saberlo todo y pregunta constantemente: ¿Qué es eso? ¿Para qué? ¿Y por qué? Su mente está absorbiendo a grandes velocidades el mundo que lo rodea. Tiene gran percepción de las cosas, y en su imaginación crea y recrea todas sus impresiones y vuelve de nuevo a representarlas. Sus sentidos y su sensibilidad están a flor de piel, y es capaz de darse cuenta de asuntos y de cosas que los adultos pasan por alto. Su capacidad de imitar, que es una forma de aprender, es cada vez más alta y utiliza esta habilidad para entender el comportamiento de los demás.
Si el niño tiene entre tres a seis años y acaba de llegar un nuevo bebé a la casa es natural que reclame atención regresando a etapas anteriores, como hacerse pipi o pedir tetero. Esta etapa de celos pasará muy pronto si tenemos paciencia y no regañamos ni criticamos al niño por ésto. La forma más adecuada es dedicarle tiempo e involucrarlo en el cuidado del bebé.
Clic aquí para ver juegos y juguetes apropiados para esta edad.