De los doce a los dieciocho meses, el niño desarrolla grandes habilidades: aprende a caminar, se vuelve más independiente, amplía el número de palabras que dice, y se convierte en un ser muy sociable. Todas estas habilidades lo hacen sentir como una verdadera personita.
Ahora se hace mucho más evidente su carácter y su temperamento porque está en capacidad de relacionarse con los demás de una manera más activa, sabe muy bien qué es lo que quiere y qué es lo que le gusta en términos de compañía, de juegos y de comida.
Tiene gran capacidad para aprender nuevos juegos y se nota que su mente actúa por la gran curiosidad que muestra ante todo lo nuevo, por las cosas que descubre, por su afán de comunicarse y de obtener aprobación de las personas que lo rodean.
Los problemas más frecuentes durante la noche son los miedos nocturnos. La mayoría de las veces basta con ir a su cama y tranquilizarlo por un momento.
Muestra cada vez más habilidades en sus movimientos. Pueden andar hacia atrás, ponerse en cuclillas y subir y bajar un escalón.
Camina y recorre la casa y sus alrededores ampliando el conocimiento de su mundo cercano.
Se interesa más por el juego que por la alimentación.
Comprende por primera vez que él mismo puede ser el causante de algo: si tira un plato al suelo, se oye un ruido y desaparece el plato.
Entiende indicaciones y nombra personas y objetos.
Les encanta realizar pequeñas tareas que le solicitan y colabora con gusto en lo que se le pide.
Aprende el significado de la palabra “No”, como afirmación de sus propios gustos y como limitación por parte de los adultos.
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