De los cinco a los seis años el niño ya es consciente de sí mismo como persona y conoce sus derechos y deberes. Tiene gran claridad sobre la realidad que lo rodea, cómo es su familia, quiénes son sus vecinos, dónde vive y se alegra cuando le estimulan el aprecio y amor por ellos. Es muy sociable y se comunica con los demás con un lenguaje amplio, inteligente y fluido.
Sueña despierto con las cosas que quiere hacer cuando sea más grande o sobre quién quiere ser dentro de su comunidad.
Tiene gran sentido de la independencia y quiere hacer cosas solo y disponer de su propio tiempo y espacio.
Idealiza y se identifica con una o más personas cercanas, a las que adora y quiere imitar.
Sabe qué le gusta y qué le disgusta, para qué cosas es hábil y para cuáles no.
Tiene claras las normas de convivencia social.
Tiene interés por aprender, preguntar para informarse y dar respuestas concretas a las preguntas que le hacen.
Tiene consideración por las otras personas, por lo tanto se debe estimular al niño a que apoye a los demás.
Estímulo, apoyo creativo y orientación en sus juegos y actividades. Aclaración de sus dudas con respuestas claras y con ejemplos.
Confianza en sus capacidades para que desarrolle habilidades y actúe para alcanzar sus propósitos.
Que le estimulen y le fomenten su interés por el conocimiento del mundo y de las cosas.
Normas claras para convivir en la familia, con los amigos y en cualquier comunidad.