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Enfermedades de la tiroides

Enfermedades crónicas en los adultos

Son enfermedades con las cuales el paciente debe aprender a convivir siempre, pues no tienen cura, pero sí control o tratamiento.

 

Enfermedades de la tiroides

 

La tiroides es un órgano muy importante porque produce una sustancia llamada hormona tiroidea, que decide cuánto tienen que trabajar las diferentes partes de nuestro organismo. Si nuestro cuerpo fuera un fogón de leña, la hormona tiroidea sería la encargada de la intensidad del fuego. Si hay mucha leña, el fogón calienta mucho y la comida se quema; y si hay poca, no se cocina bien o queda cruda. Así mismo funciona esta hormona en nuestro cuerpo. Además, tiene una influencia importante en la regulación de nuestras emociones.

 

 

Síntomas, ¿qué molestias pueden producir?

Tiroides alta. Funcionamos a toda máquina: el corazón late más rápido, perdemos peso, sudamos profusamente y, en algunos casos, los ojos se vuelven saltones.

Tiroides bajita. Muy común en las mujeres. Es cuando la tiroides no produce la suficiente cantidad de hormona necesaria para el funcionamiento correcto del organismo. Inicialmente, los síntomas pueden ser muy inespecíficos o, inclusive, no sentiremos nada, pero al avanzar puede ocasionarnos fatiga, sensación de frío, piel seca, ganancia de peso y poco apetito, entre otras cosas.

 

¿Qué hacer?, ¿cómo tratarlas en casa?

• Si la tiroides está bajita (que es el problema más frecuente), el médico nos mandará una pastilla para tomar siempre en ayunas, por lo menos una hora antes de comer.

• Si la tiroides está alta, es posible que el paciente sea remitido a un hospital para tratarlo con medicamentos especializados o realizar una cirugía.

Una alimentación con poca grasa y azúcar es fundamental para evitar el aumento de peso, así como caminar y hacer deporte.

 

¿Cuándo consultar al médico o ir al hospital?

• Si aparece alguno de estos síntomas o si sentimos un bulto en el cuello, el doctor debe autorizar un examen de sangre y revisar el cuello: palpitaciones, ojos saltones, sudoración excesiva, pérdida o ganancia de peso, cansancio, piel seca o hinchazón.

• Si tenemos un diagnóstico de enfermedad de la tiroides, el médico nos hará un seguimiento cada cierto tiempo. Inicialmente, es importante que nos practiquen exámenes de sangre con frecuencia, para que el profesional se asegure de que la cantidad de medicamentos prescritos es la adecuada.

• Si una mujer embarazada tiene problemas de tiroides, es muy importante que se lo cuente al médico para que el bebé sea examinado apenas nazca y, así, evitarle dificultades de desarrollo.

 

 

 

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