
Durante este período la mente del niño es capaz de tomar un objeto y representar a otro que conoce (esto se llama juego simbólico), como coger un palo y ponerlo a volar como un avión, hacer de una cajita un carro, y una piedra puede ladrar como un perrito. Todos los objetos y juguetes cobran vida para él, de forma cada vez más complicada, y puede fácilmente poner a hablar a sus juguetes al convertirlos en personas y darles vida.
También juega a imitar comportamientos, e imita conscientemente las actividades de algunos de los adultos cercanos. Le habla a su gato como lo hace su madre o hace muecas como las hace su tío.
Preste atención a que durante el día se alternen momentos de actividad y de descanso, de estar acompañado y de estar solo, de estar adentro de la casa y de estar afuera, al aire libre.