Recibir al bebé da mucha alegría, pero al mismo tiempo significa una gran responsabilidad.
El nacimiento de un nuevo ser es un acontecimiento especial que requiere de preparación por parte de la familia, tanto en la casa, como en el ánimo de todos.
La habitación, al principio, será la misma de sus padres, tranquila, bien ventilada y sin mucho ruido. La cama o cuna del bebé estará cerca de la de su mamá y no tendrá almohada y pocas o varias cobijas según el clima. En climas cálidos hay que utilizar un velo protector de insectos.
Si el recién nacido tiene hermanos, deben ser preparados para comportase de manera afectuosa y cálida con el bebé, evitando las algarabías y los tratos bruscos. Claramente, los hermanos deben sentir (y se les debe decir) que los padres los siguen queriendo igual, aunque ahora deba prestarse mucha atención al recién nacido porque está indefenso y no puede hacer nada por sí solo.
Los demás miembros de la familia, como un equipo, se encargarán de las tareas de la casa y de ayudar en lo necesario a la mamá.