Así como sembramos y cosechamos las plantas para que nos sirvan de alimento, también criamos y sacrificamos a los animales cuando alcanzan la madurez para aprovechar sus muchas bondades.
Los granjeros saben que la comida que les dan a los animales se transforma en carne, y que cuando los cerdos, los pollos, los peces, los conejos y los novillos alcanzan su máximo peso, ya no siguen creciendo. Darles más comida significa invertir dinero sin obtener ganancias. Por eso los venden o los benefician.
Otros animales, como las vacas y las gallinas, nos brindan utilidades constantes como la leche y los huevos, que a su vez transformamos en otros alimentos, como el queso, la mantequilla, el yogur y el kumis.
Los animales deben ser tratados con respeto pues nos proveen de alimento y son seres vivos como nosotros. Debemos proporcionarles una vida digna y no someterlos a ninguna clase de sufrimiento.