Hacer casas es una necesidad, pero también es un arte. De forma tradicional, el maestro de obra ha ido desarrollando una técnica, todo un juego de ingenio, en el que combina la comodidad con soluciones prácticas y, en muchos casos, muy bellas a partir de los materiales que le ofrece el entorno.
Las casas se construyen con materiales acordes al clima, según su flexibilidad y resistencia a la temperatura y a la humedad, ya que éstas son variables.
En climas cálidos usamos materiales térmicos, como madera, guadua o caña brava para las paredes. Los techos deben ser altos, y se usa teja de barro o paja.
En climas fríos, por el contrario, construimos casas con paredes gruesas, y puertas y ventanas compactas para mantener el interior caliente. Se usa la madera, el adobe, la tapia o el bahareque para las paredes; y la teja de barro para los techos.
Es muy importante conocer los materiales que abundan en la región donde vivimos, ya que con ellos podemos sacar provecho para construir, ampliar, reformar o reparar; así podemos lograr casas confortables y seguras que se acomoden a las condiciones del clima y del terreno.