Del año y medio a los dos años el niño descubre que todos los objetos tienen un nombre y día a día aprende nuevas palabras. Piensa y adquiere conciencia de sí mismo y desarrolla gran curiosidad por todo lo que sucede a su alrededor. Ahora domina los movimientos de su cuerpo y quiere conocerlo todo, experimentar con todos los objetos que encuentra, sacarlos de donde están guardados, ver si caben en otro lugar y lanzarlos lejos.
Ahora entiende mejor el espacio y el tiempo, aprecia las formas y los colores, comprende todo lo que le dicen, piensa antes de aceptar una orden, impone sus deseos a los adultos, entiende las normas del hogar y las va cumpliendo progresivamente, expresa su carácter y su forma de ser de manera clara y contundente.
La imitación es la forma que tiene el niño de aprender, y esto lo hace en la mesa, en el baño, en los juegos y en las reuniones familiares. La imitación es la característica más presente de toda la niñez, especialmente durante esta etapa.
Domina los movimientos de su cuerpo y le resulta cada vez más fácil realizar más de un movimiento simultáneo, como por ejemplo caminar mirando a su alrededor o cargando un objeto pesado.
Descubre que todos los objetos tienen un nombre, y aumenta el número de palabras que comprende y emplea.
Entiende progresivamente las normas del hogar y las va incorporando a su vida.
Imita las acciones, los gestos, las palabras y los modales de los adultos a su alrededor.
Hábitos fijos que le ayuden a desarrollar la memoria.
Buenos modelos para imitar.
Mucho espacio para jugar y la oportunidad de correr y trepar. Estos espacios deben ser seguros y contar con el atento cuidado del adulto.
Orientación, confianza y apoyo para comer solo. Dormir una siesta al comienzo de la tarde. No ser comparado con otros niños, sólo con él mismo.