En la granja integral se realiza el trabajo productivo en armonía con la naturaleza. El funcionamiento está basado en la observación de los sistemas naturales. Se potencian y articulan todas las fuerzas y se respetan los ritmos y tiempos de trabajo.
En la granja integral se deben utilizar todos los recursos que hay para resolver las necesidades de la vida de la granja, y por eso debe contemplar: Diversas áreas para cultivos y animales.
La forestación y reforestación de nacimientos y cuencas.
La elaboración de fertilizantes y fungicidas.
El manejo de la energía.
Diferentes procesos de transformación de alimentos.
Todas las actividades de la granja deben tener en cuenta el uso que se le va a dar a los suelos y al agua. Una parte de la tierra se dedica a tener los cultivos, otra para hacer los huertos y semilleros, otra para hacer las eras de las plantas medicinales y aromáticas, y otra para ubicar los árboles frutales. También debe haber espacio para tener los animales y espacio para los pastizales de los cuales se alimentan. Asimismo se tendrá en cuenta que la granja produzca la mayor diversidad de productos según las características del clima y del terreno.
Es importante sembrar frutales en la granja para tener fruta fresca durante todo el año. Los frutales producen, además, alimento para miles de aves e insectos que son necesarios para el control biológico dentro del ecosistema de la granja.
La huerta es importante en la alimentación y salud de los miembros de la familia. Sus productos frescos, secos o procesados también se pueden comercializar. Una huerta sembrada de maíz, frijol y soya, entre otros, puede alimentar los animales de la granja en combinación con hierbas propias de la región.
Para fertilizar la huerta se deben utilizar: compost, abonos orgánicos, humus, abonos foliares o líquidos y purines.
Animales en la granja En la granja se pueden criar, en mayor o menor escala según sea su tamaño, gallinas, codornices, patos, conejos, cabras, ovejas, peces y otras especies que se integren de manera productiva y alegren el paisaje y el ambiente de la granja.
Tener ganado para la producción de leche o carne y sus derivados exige una gran responsabilidad social y ambiental, porque esta actividad suele, tradicionalmente, fomentar la deforestación.
En una granja integral se deben utilizar sistemas de silvo pastoreo, que utiliza el bosque, los árboles y las cercas vivas para alimentar los animales de manera saludable.
Es importante tener en cuenta qué razas son más apropiadas para cada zona, retener las hembras para la reproducción y destinar los machos para el consumo local.
Todos los residuos orgánicos de la granja se pueden utilizar en un biodigestor para producir energía y fertilizantes. El uso del biodigestor evita el uso de maderas y de carbón para producir energía, y por lo tanto también evita la tala de los bosques, previene la erosión de los suelos y la contaminación de las fuentes de agua.
Una buena parte del terreno debe estar cubierta de bosque, que protege el agua y la tierra y provee la madera que se requiere para alimentar el fogón y hacer las reparaciones necesarias.
Los bosques y las cercas vivas son vitales para evitar la erosión de la tierra, fijar el CO2 y liberar oxígeno mediante la fotosíntesis, proteger contra la acción de los vientos, conservar la humedad de vertientes y manantiales, garantizar el abastecimiento de maderas para la construcción y reparación, dar sombra a los animales, proteger y proveer de casa y alimento a las aves, avispas e insectos que contribuyen al control biológico.
Es importante adelantar un riguroso y constante programa de siembra de bosques, cercas vivas, y para esto es conveniente tener un vivero y así disminuir los costos de compra, permitir que las especies se conserven de manera natural y las plantas y alimentos no sufran degradación.