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Cómo plantar plantas

Cómo plantar plantas

Reproducción por semillas

Las semillas se activan y germinan cuando encuentran las condiciones favorables de humedad, temperatura y oscuridad. Las semillas de las diferentes plantas tienen diferentes necesidades respecto a la profundidad a la cual deben ser sembradas y a la cantidad de agua que necesitan, ya sea por riego o por lluvia.

Semilleros: la cuna de las plantas

Los semilleros son los recipientes donde se ponen las semillas a germinar. Pueden ser canales de guadua, cajones de madera o envases y botellones plásticos con huequitos en el fondo para que el agua drene.

Los semilleros permiten aprovechar mejor el espacio, pues en ellos las plantas crecen muy juntas. Esto facilita seleccionar las mejores plantas para trasplantar, garantizar que lleguen fuertes al surco y que produzcan mejores cosechas en menos tiempo. Es conveniente tener los semilleros levantados sobre una barbacoa de guadua y rodeados de plástico untado con aceite vegetal como trampa para hormigas, pulgones y otros insectos.

Como regla general, y dado que las semillas son tan diferentes, se deben sembrar a la profundidad de tres veces su tamaño: las pequeñitas superficialmente, las grandes más hondo.

 

Reproducción por partes de la planta

Algunas plantas se pueden reproducir sin semillas.
Hay varias formas:

Sembrando los pequeños hijos o colinos que nacen de la planta principal, como en el caso del plátano, el bambú y la guadua, entre otros.

Mediante pies o trozos de ramas jóvenes y sanas, que se ponen en un suelo germinador y se trasplantan cuando echan raíces. Se puede hacer con naranjo, limón, mandarino, chachafruto, yuca y caña de azúcar.

Usando los bulbos, que son yemas con la capacidad de echar raíces y dar nuevas plantas, como en el caso de la cebolla y los ajos. Plantando los estolones, o tallos que se desplazan por el suelo y de cuyos nudos nacen las raíces y las hojas de nuevas plantas, como ocurre con la fresa, la menta, la hierbabuena y muchos pastos.

Enterrando la rama de una planta, sin cortarla, hasta que eche raíz y forme una nueva planta. Con este sistema que se llama acodo, se pueden reproducir las matas de mora, de grosella y de uva.

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