En nuestra finca o parcela podemos tener varias fuentes de agua: agua lluvia, nacimientos, ríos, quebradas, lagos, pozos y acueducto. Conocerlas y manejarlas de la mejor manera es clave, por lo cual hay que:
Identificar todas las fuentes de agua de la finca. Algunas fuentes de agua son nacimientos, aguas subterráneas, quebradas, ríos, lagunas, aguas lluvias o acueductos veredales. Debemos controlar y proteger las fuentes de agua, pues todas tienen importancia ecológica y económica.
Conocer por dónde corre el agua. Debemos recorrer el terreno para conocer las características del paisaje y su relieve. Esto nos dará ideas claras sobre qué se debe hacer para utilizar de modo correcto el agua dentro de la finca.
Encontrar el mejor lugar. En las partes más altas de la finca es más fácil controlar el agua que corre por la superficie. Además, allí se puede almacenar en tanques o reservorios para conducirla e infiltrarla por toda la finca, aprovechando la gravedad.
Definir cómo la vamos a utilizar. Al diseñar el paisaje de un terreno se debe aprovechar el agua para mejorar las condiciones de la tierra, y así aumentar la producción. Hay que tener en cuenta el control, almacenaje y el aprovechamiento óptimo del agua, ya sea de lluvia, de arroyos, de manantiales, entre otras fuentes.