Para hacer un injerto se coge una yema o brote del árbol que se quiere reproducir y se pone en la parte interna de la corteza de otro, llamado patrón, que tiene la función de darle soporte. Luego se ata la corteza con cinta aislante plástica para que cicatrice y el injerto siga creciendo alimentado por el patrón.
Los tipos de injertos más usuales son el de yema y el de corona.
Los árboles se podan para eliminar las ramas dañadas o enfermas, las que se dirigen hacia el corazón del árbol y los chupones, o brotes largos y vigorosos que nunca producen fruto.
En ciertos árboles es recomendable hacer una poda de formación. La más común es la de copa, que se hace cortando el tallo principal para que se desarrollen tres o cuatro ramas laterales. Esto le dará solidez al árbol y permitirá que todo el follaje y los frutos reciban suficiente luz para que las cosechas sean abundantes.
La poda debe hacerse en menguante, en las horas de la mañana y antes de que empiece la época de lluvias. Para favorecer la cicatrización en las ramas cortadas se debe aplicar con brocha, sobre la herida, una capa de brea o betún, o una masilla hecha con barro y estiércol de res.